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    Portada - Modo de vida de los dinosaurios: Ecología de los dinosaurios

    Ecología de los dinosaurios

        La ecología es la ciencia que estudia cómo viven las plantas y los animales en su ambiente. Da cuenta de dónde viven, cómo se alimentan, qué depredadores y competidores tienen, cómo son sus hogares y cómo se adaptan al entorno. Es fundamental para la conservación de la naturaleza. No sirve de nada intentar salvar a una especie a menos que se le pueda proporcionar un lugar adecuado para vivir, la comida que necesite, etc. En resumen, estudia la vida de los animales y las plantas en relación con su entorno. La ecología de los animales modernos nos informa sobre la de los dinosaurios. Cuando los científicos reconstruyen el cuerpo de un dinosaurio, examinan los fósiles y los comparan con los animales actuales que conocen. Del mismo modo, para imaginar la ecología de los dinosaurios, utilizan información sobre los animales y plantas actuales.

        Tomemos la ecología actual de América del Norte y retrocedamos 150 millones de años para imaginar cómo sería en el Jurásico.

        En América del Norte hay vastas extensiones de praderas, con veranos breves y cálidos e inviernos muy fríos. La lluvia no es muy abundante, apenas cae la necesaria para hacer crecer los prados y otras plantas. Los ecólogos, científicos que estudian los vegetales y los animales considerándolos como un conjunto, investigan las redes alimentarias de la pradera para descubrir cómo se nutre cada ser vivo.

        Los herbívoros más fascinantes son los berrendos, unos animales parecidos a los antílopes, muy bien adaptados para la vida en la pradera. En verano, se alimentan de hierba y flores silvestres. En invierno de matorrales y de hierba.

        Los berrendos viven en pequeños grupos y buscan los mejores terrenos de pasto. Pueden sobrevivir sin beber aprovechando la humedad de las plantas. En épocas de sequía, comen incluso cactos espinosos. En la pradera hay pocos lugares donde esconderse. Para huir de los depredadores, los berrendos tienen que correr velozmente.

        Los ecólogos descubrieron que los berrendos comparten la pradera con las liebres norteamericanas, con los ciervos de cola corta blanca y con los bisontes, además de las ovejas y las vacas de los grandes ranchos. También los berrendos tienen enemigos. Los carnívoros de las praderas norteamericanas incluyen gatos monteses, águilas leonadas, lobos, pumas y coyotes que aúllan por la noche.

        El coyote es un éxito moderno. Su número está aumentando porque estos cánidos salvajes se adaptan de varias maneras. Pueden vivir en las praderas y también en los bosques, terrenos montañosos e incluso en ciudades. Y comen casi de todo, desde conejos y ratones hasta insectos, aves, peces, castores, animales domésticos, animales muertos, frutos, nueces, brotes de plantas y, por supuesto, berrendos.

        Los ecólogos han descubierto también que los coyotes suelen vivir en grupos. Se comunican con aullidos, gruñidos y posturas corporales. Donde abundan los berrendos, los coyotes forman manadas de caza. Aquéllos salen corriendo en cuanto ven a los coyotes. Uno de éstos los persigue, y cuando se cansa, otro le sustituye hasta alcanzarlo.

        La información sobre animales distintos nos ayuda a comprender cómo viven en las praderas norteamericanas actuales y cómo era la misma región hace unos 150 millones de años.

        Los especialistas en ecología del pasado remoto se llaman paleoecólogos. Examinan los fósiles no sólo de dinosaurios, sino de todos los animales y también de las plantas. Como los detectives, siguen muchas pistas. Los huesos, los dientes y los excrementos muestran lo que comían los animales. La forma de su cuerpo y las patas aclara cómo se movían y a qué velocidad. Los cuernos y armaduras indican cómo se defendían. Las huellas y los nidos nos informan de si vivían en grupos. Los fósiles de hojas y semillas nos indican qué plantas vivían en aquella zona y cómo era el clima.

        Tomemos un herbívoro que quizá viviera de una manera similar a los berrendos actuales. El Dryosaurus era un dinosaurio driosáurido que comía plantas tropicales que sujetaba con las manos, erguido sobre las patas traseras. El berrendo utiliza los labios con el mismo propósito, pero el dinosaurio no los necesitaba, pues tenía un afilado pico córneo para recortar los mejores bocados.

        Los dientes de los carillos del Dryosaurus eran irregulares para masticar concienzudamente. El animal tenía potentes músculos en las mandíbulas y bolsas en los carrillos con objeto de almacenar comida mientras la mascaba. Probablemente recorría grandes distancias para alimentarse.

        En la América del Norte del Jurásico, como en la actual, abundaban los herbívoros. Así, el Camptosaurus se nutría de plantas bajas y duras; mientras que el Apatosaurus y el Diplodocus se alimentaban probablemente de los árboles más altos, por lo que no competían con el Dryosaurus.

        Este último medía 2 metros de altura y de 3 a 4 de longitud. Tenía las patas traseras largas y musculosas de un corredor y una cola rígida para equilibrar el cuerpo cuando giraba y daba la vuelta. Al igual que el berrendo, era buen corredor, para huir de los depredadores.

        El Allosaurus se encontraba en la cima de la red alimentaria del Jurásico. Sus fuertes patas delanteras y sus colmillos sujetaban las presas pequeñas, y utilizaba sus potentes mandíbulas para despedazar víctimas más grandes.

        El Ornitholestes era un dinosaurio carnívoro más pequeño, que vivió entre los grandes depredadores del Jurásico, como el Allosaurus. Este pequeño carnívoro confiaba en la velocidad de sus largas y finas patas traseras para alejarse de los depredadores mayores y atrapar sus presas: lagartos y pequeños mamíferos, actividad en la que le ayudaba su aguda vista.

        Los animales comen nutrientes para crecer y obtener energía para vivir. Cuando el Tyrannosaurus rex devora un Triceratops, hace 67 millones de años, tomaba una carne que contenía nutrientes y energía. Un león se come una cabra africana actual por la misma razón. ¿Y de dónde proceden los nutrientes? De las plantas.

        Una cadena alimentaria es una lista de quién come qué. Hace mucho tiempo, los Triceratops ingerían plantas y el Tyrannosaurus rex devoraba Triceratops. Hoy, las cebras se nutren de hierba y los leones comen cebras. Estas cadenas alimentarias son bastante similares. Ambas tienen tres eslabones: empiezan por las plantas, pasan por los herbívoros y finalmente llegan a los carnívoros.

        Si rastreas lo suficiente cualquier cadena alimentaria, descubrirás que empieza por las plantas. Piensa en un águila que se cierne sobre una selva tropical. Con sus fuertes y afiladas garras y su fiero pico ganchudo, es un carnívoro puro. Sólo come animales, como las serpientes. Pero la serpiente come pequeñas aves, que a su vez comen orugas que comen plantas. Esta cadena alimentaria también empieza por las plantas.

        Así pues, toda la vida de un animal depende de las plantas. Éstas, a su vez, obtienen su energía del sol, captando esta energía de la luz sola. Por tanto, la vida sobre la tierra depende de la energía del Sol.

        Piensa en las cadenas alimentarias. Los leones comen otras presas además de cebras La mayoría de los animales ingieren varios alimentos. Así, las cadenas alimentarias están enlazadas unas con otras. Las cadenas alimentarias enlazados se llaman redes alimentarias.

        En las praderas africanas hay distintos tipos de hierbas y árboles, que comen las cabras, los ñúes y las gacelas. Estos herbívoros son presa de leones y hienas, y si sabemos lo suficiente sobre sus hábitos alimentarios podemos deducir la red a la que pertenecen los elementos principales de su dieta.

        ¿Podemos reconstruir las redes alimentarias de la Era de los Dinosaurios? Elijamos Norteamérica hace desde unos 70 a 66 millones de años. Para empezar, tenemos que descubrir lo que comían los dinosaurios. Como de costumbre, los expertos lo adivinan basándose en los fósiles. Los fósiles de hojas y tallos quizá con piedras estomacales, gastrolitos, muestran si un dinosaurio era herbívoro. Los fósiles de excrementos de dinosaurio, coprolitos, permiten reconstruir su dieta.

        Empieza con las plantas. Los fósiles demuestran que había coníferas, helechos, cicadáceas, flores y árboles, que se encuentran en la base de la red. Son los productores primarios.

        Tras los productores llegan los consumidores, los animales. Los primeros son herbívoros, en el nivel inmediato superior a las plantas. Uno de ellos era el Anatotitan. El estómago de los hadrosaurios fósiles muestra que comían agujas y piñas de coníferas. Así, podemos relacionar las coníferas y cicadáceas del nivel uno con el Anatotitan del nivel dos.

        Un dinosaurio podía comerse a otro sólo si ambos vivían al mismo tiempo y en el mismo lugar. Un dinosaurio con dientes débiles como el Diplodocus no podía matar y desgarrar la carne de otro animal, y los dientes puntiagudos del Allosaurus carecían de utilidad para comer hojas.

        Los dinosaurios no eran los únicos animales de su época. Había insectos, gusanos, anfibios, aves y mamíferos. Todos ellos tienen importancia en las redes alimentarias.

        Todas las redes alimentarias tienen un carnívoro en la cúspide, como el león africano. Caza prácticamente a todos los animales y no es víctima de ninguno de ellos. En la red alimentaria de los dinosaurios, el carnívoro de la cúspide era casi con certeza el Tyrannosaurus rex. Pocos animales podían derrotarlo.

        Pero, con el tiempo, incluso este gran animal moría por enfermedad o de vejez. ¿Qué ocurría con su cuerpo? Quizá lo devoraban los carroñeros, animales que se alimentan de cadáveres, o se descompusiera por la acción de los hongos. Todo un conjunto de seres vivos se alimenta de los muertos y moribundos: los detritívoros o carroñeros.

    Modo de vida de los dinosaurios

         
     

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