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Escáneres
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El escáner es un dispositivo que cada vez goza de mayor popularidad y aceptación entre todos los usuarios, y no sólo entre los profesionales de la imagen. Y es que no estamos hablando únicamente del retoque fotográfico de alto nivel; digitalización de páginas de texto para su tratamiento OCR, o escaneado de documentos para su gestión en soporte magnético, entre otros cometidos.

Para aconsejaros bien de cara a la adquisición de este periférico, es preciso explicar antes su funcionamiento, así que vamos allá.

El principio de funcionamiento de un escáner es la digitalización, es decir, la conversión de una información analógica a datos comprensibles por nuestro querido PC; para ello, se vale de una serie de componentes internos que posibilitan este objetivo. Una fuente de luz va iluminando, línea por línea, la imagen o documento en cuestión, y la luz reflejada en la imagen es recogida por los elementos que componen el CCD (Charged-Couple Device), dispositivo que convierte la luz recibida en información analógica. Por último, un DAC (Digital-Analog Converter) convierte los datos analógicos en valores digitales.

Este es, a grandes rasgos, el funcionamiento del escáner. Sin embargo, necesitamos conocer más conceptos; por ejemplo, la resolución. Cuando se habla de una resolución óptica de 600 ppp (puntos por pulgada), estamos indicando que su dispositivo CCD posee 600 elementos. Cuanta mayor sea la resolución, más calidad tendrá el resultado; en la actualidad, lo mínimo son 300 ppp, aunque 600 ppp es una resolución más conveniente si vamos a digitalizar fotografías. No obstante, la mayoría de escáneres pueden alcanzar mayor resolución, mediante la interpolación; se trata de un algoritmo por el cual el escáner calcula el valor situado entre dos píxeles digitalizados, a partir del valor de estos. Por ello, hay que saber diferenciar entre la resolución óptica (real) y la interpolada.

Profundidad de color

Este parámetro, expresado en bits, indica el número de tonalidades de color que un pixel puede adoptar; lo normal en la actualidad es un valor de 24 bits por pixels. Aunque hasta hace poco los escáneres de blanco y negro, tonos de grises o 256 colores eran muy populares, lo cierto es que los 24 bits de color se han convertido en un estándar, lógico si se tiene en cuenta que en la actualidad cualquier tarjeta gráfica es capaz de mostrar esta cantidad de colores.

Sin embargo, hay escáneres capaces de utilizar 30 o incluso 36 bits de color, pero la mayoría lo hacen a nivel interno, para disminuir el intervalo entre una tonalidad y la siguiente; posteriormente, lo que envían al PC son únicamente 24 bits. Por otro lado, muy pocos programas pueden gestionar esos bits adicionales de color.

 

El estándar TWAIN

En cualquier caso, se necesita un software que actúe de intermediario entre el escáner y la aplicación que tratará el archivo digitalizado; afortunadamente se ha logrado establecer un estándar, denominado TWAIN (según algunos, la palabra viene de Technology Without An Interesting Name, algo así como "Tecnología sin nombre interesante"), hasta el punto de que no se concibe un escáner que no incluya su correspondiente driver Twain. Se trata de un controlador que puede ser utilizado por cualquier aplicación que cumpla con dicho estándar; su diseño permite que podamos digitalizar una imagen desde la aplicación con la que acabaremos retocándola, evitando pasos intermedios.

En este punto es importante tener en cuenta un detalle: es recomendable que el driver Twain del escáner a adquirir sea lo más potente y flexible posible; no basta con que nos permita elegir resolución, tamaño y tipo (color, grises, etc.) de la imagen o documento, sino que también posea controles para ajustar los parámetros que influyen en el proceso de digitalización: niveles de contraste, colores, etc.

 

Tipos de escáner

Hasta ahora, hemos visto el funcionamiento interno de estos dispositivos; es el momento de echar un vistazo a la amplia oferta del mercado, dividida en tres tipos: escáneres de mano, de sobremesa y de rodillo. El escáner de mano es, con mucho, la alternativa más económica, puesto que elimina gran parte de los mecanismos que encarecen a los dispositivos de sobremesa; más concretamente el de tracción, ya que es el usuario quien mueve el escáner sobre la imagen o documento a digitalizar. La ventaja económica y de ahorro de espacio tiene su contrapartida en la poca fiabilidad del proceso, ya que depende de la habilidad y el pulso del usuario, y mover el escáner de forma demasiado lenta o rápida puede afectar al resultado final. Asimismo, puede ser complicado digitalizar una página de un libro, con un escáner de mano.

Frente a estos modelos, los de sobremesa representan la alternativa más profesional y de calidad, aunque también más cara, y realmente son los que más se están extendiendo. A modo de pequeñas fotocopiadoras, el documento o imagen se coloca sobre un cristal bajo el cual la lente luminosa se desplaza, digitalizando el documento. La mayor complejidad del dispositivo, así como el sistema de escaneado, le permiten obtener una gran calidad y fiabilidad, aunque como inconvenientes podemos citar su mayor tamaño y precio.

Por último, el escáner de rodillo es una interesante alternativa, a medio camino entre los dos anteriores; como su nombre indica, el escáner utiliza como mecanismo de tracción un rodillo que recoge automáticamente el documento y lo digitaliza. La calidad obtenida no es tanta como en los modelos de sobremesa, pero es una excelente opción para usuarios con determinadas necesidades.

 

Software incluido

Generalmente, se incluye software de regalo con el escáner; suele tratarse de versiones reducidas de excelentes programas de retoque o de OCR (Reconocimiento Optico de Caracteres), pero también de otras aplicaciones más sencillas, que pueden quedarse cortas según qué usuarios las em pleen. Aquí es evidente que no se puede exigir demasiado, pero es preciso buscar un escáner que incluya al menos un buen software de tratamiento de imágenes y otro de OCR. En algunos casos se añade algún programa de gestión documental, que puede venirnos bien si vamos a archivar gran cantidad de documentos; en cualquier caso, es una sabia norma el buscar un software lo más potente posible, ya que es mejor pasarse que quedarse cortos.

 

Un par de recomendaciones

No hay que olvidar que la inmensa mayoría de los escáneres trabajan a 24 bits de color; esto significa que, incluso aunque no necesitásemos más de 256 colores, el dispositivo no va a dar buen resultado con una profundidad de color inferior. Resumiendo, nuestra tarjeta gráfica deberá estar configurada para esa cantidad de colores, si no queremos obtener resultados más pobres de lo normal.

Nuestra segunda recomendación está de alguna forma relacionada con la primera; no debemos adquirir un escáner sin antes comprobar si nuestro equipo podrá estar a la altura. No basta con tener un 486 con 8 Megas de memoria y un disco duro normalito, para que nos vamos a engañar; la digitalización y tratamiento de imágenes exige un uso intensivo de la CPU, así como una buena cantidad de memoria y mucho, mucho espacio en disco. En definitiva, se impone un análisis de nuestro PC, previo a la compra de cualquier tipo de escáner.

 

La mejor conexión

Un escáner puede tener diferentes formas de conectarse al ordenador, cada una con ventajas e inconvenientes. Una conexión por puerto paralelo nos ahorra la necesidad de abrir el PC y facilita la instalación, pero es notoriamente más lenta que otras soluciones.

La alternativa SCSI es mucho más rápida y fiable, aunque es preciso abrir el equipo, y lidiar con la clásica configuración de la cadena de dispositivos SCSI; otro detalle a tener en cuenta es el tipo de tarjeta SCSI que el escáner puede incluir. Si ésta tiene un diseño propietario y no es totalmente compatible con la norma (lo cual no es infrecuente), podemos tener problemas a la hora de conectar el escáner en otros ordenadores con tarjeta SCSI.

Por último, otros modelos incluyen una tarjeta ISA de diseño propietario; el tema es evidente, si deseamos usar el escáner en otro sistema, este deberá poseer una tarjeta idéntica, o tendremos que desmontar la nuestra y pincharla en el otro equipo. Por supuesto, cada usuario empleará su escáner según sus necesidades, por lo que aquí nos limitamos a citar las diferentes posibilidades existentes.

Algunos escáneres permiten obtener una gran calidad y fiabilidad, aunque siempre existen los inconvenientes del tamaño y el precio.

Existen escáneres de rodillo con alimentador de hojas, algo que facilita al usuario, en gran medida, el trabajo a realizar.

El driver Twain es un controlador que puede ser utilizado por cualquier aplicación que cumpla con dicho estándarLos escáneres motorizados se utilizan para digitalizar grandes cantidades de texto mediante un programa OCR.

 

Calibración

Efectivamente, estos dispositivos también necesitan ser calibrados; esto se realiza de diversas formas. Por ejemplo, muchos escáneres de mano incluyen una hoja con diferentes tonalidades de color, que debe ser digitalizada para que nuestro periférico establezca los patrones necesarios. Asimismo, es importante que nuestra impresora de color pueda reproducir correctamente la imagen original; para ello es preciso establecer una relación entre los colores que ésta puede imprimir, y los que el escáner puede digitalizar. Se suele emplear un modelo, que primero se imprime en la impresora y posteriormente se digitaliza; se comparan las diferencias y se crea un archivo de configuración, conteniendo los ajustes que permitirán corregirlas. Aunque no todos los modelos permiten este tipo de calibración, lo cierto es que cada vez se utiliza con mayor frecuencia.

     
 

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